martes, 10 de agosto de 2010

Miguel Ángel Turco, nos regala otra de sus geniales obras

Carta a mis amigos los adjetivos.

Amables, abiertos, amplios, accesibles, admirables, atentos, alucinantes, agradables, alegres, asimétricos, afables, amigables, y ambivalentes amigos:
Les escribo esta carta con la sana, saludable y bienintencionada pretensión de escribirles una carta. Les parece poco?
Ustedes me halagan y me humillan con la misma facilidad y ese es un don que no cualquiera posee, acaso los verbos o los sustantivos tienen semejante poder? Yo creo que no, que sólo ustedes son capaces de generar semejante conjunción de extremos. Geométricamente hablando, ángulos opuestos por el vértice. Filosóficamente hablando, mito y logos. Religiosamente hablando, cielo e infierno. Escatológicamente hablando, pis y caca.
Un día yo fui todo eso que les dije a ustedes y además muy absoluto, abstemio, abundante, actualizado, adiestrado, admirable, afianzado, alto, altivo, amoroso, y me sentí tocar el cielo con las uñas. Al otro día, sin embargo, me plantearon que en realidad yo era artero, acondicionado, acéfalo, ambivalente, aventurero, amarrete, anodino, apático, amorfo, atorrante, abrasivo, abstracto, adicto, agarrado, agitador, alcahuete, anarquista, analfabeto, atrevido y analista y además estaba abatido.
Yo respondí diciendo que era bueno, beato, bendito, benemérito, benevolente, brioso, bravo y hasta admití, un poco beligerante, pero insistían en decirme bajo, bestial, burócrata, bagallo, bárbaro, bígamo, blandengue, bizarro, bobo, borracho, bastardo, bruto, burdo, basurero, baboso y boludo.
Con todo esto pensé que debía mantener firme mis convicciones y mostrarme concreto, cauto, caballeroso, compensado, calificado, cálido, cándido, caritativo, competente, confiable, confidente, capaz, y algo canchero. Pero noté que solamente logré mostrarme cabizbajo, caído, celoso, cautivo, castrado, capcioso, caprichoso, cerrado, cetrino, conformista, conservador, cínico, cachivache, calvo y cachondo.
Debí, así dadas las cosas, tomar la decisión de revertir esto y me propuse demostrar que era chistoso, chispeante, cheto, chic, cheronca, y un poco chauvinista y terminé siendo chato, chabacano, cholulo, chambón, charlatán, chismoso, chocante, chungo, chupa medias y chanta.
Casi desesperado, busqué la manera de convertirme en alguien diferente, demostrativo, dado, decente, dulce, delicado, dócil, dialéctico, diestro, diplomático, disciplinado, desopilante, directo, y me devolvieron la sensación de estar dormido, dominado, decadente, duro, desgastado, débil, decrépito, desamparado, descolgado, desdichado, desgraciado, desmedido, desocupado, despectivo, desorientado, desolado, desertor, demagogo, delincuente, demente, deforme, disoluto, depravado y deprimido.
No lo soporté más, de modo tal que decidí renunciar a tanta definición. Que logré? Un estado de eterno etéreo, engrupido, enajenado, embotado, encasillado, enclenque, energúmeno, enrevesado, empírico, envidioso, errante, egoísta y estúpido, siendo que en realidad me hubiera gustado mucho más estar erguido, emocionante, enérgico, efectivo, eficiente, elocuente, estilizado, enterado, entero, educado y encendido.
Para ser franco, frágil, famoso, fuerte y feliz, me siento demasiado frío, frustrado, famélico, furibundo y fofo y para ser guapo, grande, galán y gallardo, estoy un poco garbo, garzo, ganso y grosero.
Pues por eso les escribo, me da por momentos la sensación de ponerme harto, hermafrodita, hierático, pero en realidad quiero ser hábil, heterosexual, e hilarante con ustedes.
Espero sepan entenderme, ya que no me gustaría que piensen que estoy siendo idiota, impredecible, impulsivo, incauto, ilógico, inoportuno, imprudente, incapaz, improcedente, incoherente, inocente e ilícito, siendo que lo que busco es darles la impresión de estar indemne, ilustre, incisivo, ínclito, incólume e inconsciente.
Tenía, y tengo, la necesidad de decirles que entiendo la jactancia de creerme jovial, joven, justo, una joyita, aunque ustedes presuman que por esto, yo estuviera siendo juez, justiciero, jurídico, jodón y jumento.
Lo que no se si entiendo mucho es el hecho de que si soy capaz de mostrarme lato, locuaz, laudable, libre, luminoso y laxo, por qué sólo me pueden ver de forma que aparezco como lesivo, loco, lelo, lento, lerdo, y libertino.
Tal vez sea mi incapacidad para aprender y mantenerme siempre muy modesto, maleable, maduro, magnético, mártir, mayúsculo y mesurado, lo que me hace parecer malo, mezquino, matón, matrero, mendigo, místico, malandra y mentiroso.
De todas formas sostengo que mis intenciones son nobles, netas, naturales, necesarias, normales y hasta nostálgicas, aunque parezcan negativas, nefastas, naufragas, neurasténicas y nocivas.
Les parece una ñoñería? Tal vez sea bastante ñoño, si, lo asumo.
Pero no quiero que se asusten, tampoco pretendo con esto ser opositor, omnipotente, orgulloso, ocurrente, observador, odioso, oculto, ocioso, obsesivo, obsoleto, oficioso, ofuscado, oligarca, opaco, y que esto les resulte oneroso, opaco y olvidable.
Pasa, que me gustaría saber que piensan ustedes, cuando uno se enfrenta a la posibilidad de ser evaluado como pecador, paria, pusilánime, perdedor, palurdo, pamplinero, parco, pasivo, pesado, payo, parlanchín, paquidermo, perezoso, polémico, petulante y pedante cuando uno se ve a sí mismo como positivo, pautado, pacífico, paladín, palmario, pensante, perseverante, pícaro, pintón y peculiar.
No es que esté quebrado, quejoso, sea un queso, o pretenda tener una actitud quijotesca, pero tampoco me puedo quedar quieto, y no sentirme quisquilloso.
Por eso recurro a ustedes y sigo pretendiendo que me expliquen cómo se puede ser o estar reflexivo, radiante, rápido, raudo, recatado, rebosante, recto, reconocido, refinado, regente, rehabilitado, responsable, resuelto, risueño, robusto, romántico, relajado, renovado, relevante y rendidor, y que del otro lado lo vean a uno como renegado, radical, rayado, ríspido, reacio, rebelde, recalcitrante, recluso, recóndito, relegado, repugnante, resignado, retirado, retrógrado, retórico, retraído, reventado, revestido, rígido, ridículo, riguroso, rimbombante, rezongón, roñoso, rudo, rústico y rugoso.
A veces siento pena por mi mismo, lo asumo, porque no se qué pensar ya, si es verdad, como me dicen a veces, que soy sincero, sociable, sencillo, simpático, solidario, simple, solícito, sabio, sacrificado, sacro, saliente, saludable, salvo, santo, satisfecho, sexuado, sensual, sensato, seguro, selecto, semental, sereno, servicial, sesudo, significante, sinóptico, sistemático, soberano, sobrio, solemne, solvente, soñador, sorprendente, sublime, suculento, suficiente, sugestivo, superior y sustentable, o como tantas otras veces, me infieren de sabandija, sacrílego, salvaje, sarcástico, satánico, seco, secuaz, sediento, senil, sinuoso, sirviente, soberbio, socarrón, sádico, solitario, soplón, sordomudo, sucio, superficial, somero, supersticioso y subyacente.
Yo quiero pensar que no es mi culpa, que hay cosas que no puedo controlar y gobernar aunque partan de mi propio interior, porque me he dado cuenta que, por ejemplo, siendo tierno, tenue, trabajador, terso, talentoso, tenaz, tesonero, tímido, trascendental, transparente, tradicional y travieso, termino haciendo tantas tonterías como cuando soy tonto, traidor, timado, trasgresor, terco, tarambana, tenebroso, tramposo, tramoyero, traslúcido, trasnochado, tremendo, triste, y turbado.
Claro, tal vez yo piense todo esto porque soy único, unívoco, útil y utópico, por más que me quieran hacer creer que soy usurero, usurpante, umbrío, ultrajador, utilitario y urticante.
Seamos honestos, no me pueden negar que yo traté siempre de ser valiente, vasto, valeroso, válido, venerable, verdadero, veraz, vergonzoso, verídico, versátil, vertiginoso, vibrante, vigilante, viril, virtuoso, vistoso, vital, vivaz, vocacional, voluntarioso y vanguardista. Les juro que eso he intentado, aunque me digan que sólo he logrado ser vacilante, vacuo, vacío, vago, vándalo, variable, venenoso, vengativo, ventajero, verborrágico, veterano, vicioso, viejo, vil, violento, viperino, vividor, y vulgar.
Si al menos yo notara y asumiera que escribo mal, inadecuadamente, aceptaría también que puedo ser wuaso, wuarro, wuacho y webón, más aún si me pongo medio whiskero. Hasta puedo aceptar que a veces soy bastante xenofóbico y si hay hambre no me asusta convertirme en xilófago.
No quiero yacer yermo, yerto, yuxtapuesto a mis propios deseos, ni sonar yeísta, y yoísta.
Para zafar puedo hacer un esfuerzo y demostrarles a todos que puedo ser zigzagueante pero no zoofílico, zozobrante pero no zoomorfo, zaguero pero no zocato.

En fin, como verán hasta el idioma me juega una mala pasada, porque si pretendiera que no me califiquen, hay tanto de donde asirse que la tentación parece irresistible, por lo tanto, abdico a ser evaluado, calificado y adjetivizado, pero con la sana y firme convicción de pretender que al menos reconozcan que antes, deben conocerme un poco más. Y esto va a favor de ustedes, porque cuanto más me conozcan, más posibilidades tendrán en acertar que yo soy todo eso junto, en uno solo, como ustedes, como todos, y que no importa cuantas definiciones se les ocurra, cuantas calificaciones crean que merezco, siempre habrá un nuevo adjetivo esperando para hacerles el viejo truco del espejismo, ese truco en donde lo que uno ve, no siempre es lo que parece que uno ve.
Uno es un sujeto, por eso es subjetivo, distinto sería si uno fuera un objeto, allí podría ser uno objetivo, y se me ocurre que ustedes pueden apenas, sin ser sujetos, ser livianamente subjetivos, por lo que ni siquiera podrían tener esa excusa.
Reciban de mi esta humilde, modesta, acotada y reflexiva sugerencia. Antes de andar ufanándose de sus riquezas y variedades, traten de conocer un poco más a quienes se dirigen, ya que no creo que a ustedes les guste que uno ande diciendo por ahí que ustedes mismos son arrogantes, irreverentes, caprichosos, autoritarios, mezquinos, obtusos, contradictorios y otras yerbas por el estilo siendo que pueden ser muy útiles, solícitos, eficaces y necesarios.
Yo espero encontrarlos de vez en cuando, pero no abusarme de ustedes, hagan posible entonces que ustedes no se abusen de mi.

Un cálido, afectuoso, sincero, vertiginoso, amable, estrecho, sentido y fraternal abrazo.

Saludos a sus primos, los pronombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario