jueves, 8 de julio de 2010

Capítulo 2

Nosotras, mis 2 hermanas y yo, vivimos toda nuestra infancia y adolescencia en una casa, la cual se situaba en el mismo terreno que la casa de mis abuelos maternos: la Tata y el Tatun.
Cierto día, por esas cosas de la vida, como ambas construcciones estaban "pegadas", decidimos abrir una puerta, que las comunicara.
Desde entonces, la convivencia fue más íntima aun y, claro está, eran más frecuentes las charlas,los consejos, los retos y algún que otro cozcorrón.
El tema es que mi abuelo, fue un gran inventror, de esos que arreglaban cualquier cosa con 5 cm de alambre y 2 trozos de cinta estico. Pero lo que no sabía, y me vine a enterar ahora, después de grande, es que era un excelente investigador de las tendencias psicológicas y los alcances pedagógicos de métodos de intervención en la conducta de los niños. Si, si... no ha leido mal... a eso se dedicaba, secretamente mi abuelo.
Claro está, el lector se preguntará como he llegado a descubrirlo. Y en este plano ya interviene mi formación docente y mi experiencia como madre.
El hecho es que mi abuelo, con apenas segundo grado cursado, desconozco si el mismo estaba aprobado, había desplegado una serie de estrategias, para limitar y orientar la conducta infantil. Para que el lector pueda comprender con exactitud, la técnica, el alcance y lo avanzado de cada una de ellas, las presentaré a modo de ítems, con las correspondientes aclaraciones:

TÉCNICA Nº 1: LANZAMIENTO DEL LIMÓN
Esta técnica comprende un procedimiento que combina la rapidez con la destreza. La misma requiere de un limón (o más, de acuerdo al número de lanzamientos estimados), tres niños haciendo travesuras, y el adulto dispuesto a poner en práctica el procedimiento.
El mecanismo es simple, a saber: esperar a que el mal comportamiento de los menores llegue a inflarle la paciencia del adulto, quien toma repentinamente el limón con su mano derecha. Cuando los niños salen corriendo, usted debe balancear su mano, con el limón catapultado en la misma, a fin de arrojar de goterita el elemento, impactándole éste en la frente del niño.
Debo aclarar que se deben tener ciertos recaudos al poner en práctica la técnica, ya que el día que mi abuelo nos daba la demostración de la misma, las menores corrimos hacia la vereda, y en el momento exacto que el pedagogo (mi abuelo) iba a arrojar el proyectil educativo (limón), cruzaba la señora de Michelotti, con sus bolsas de la panadería. Los menores pudimos ocultarnos tras un árbol y mi abuelo debió teatralizar "acá no pasa nada", saludando de manera muy cortez a la señora mencionada.

TÉCNICA 2: ARROJAMIENTO DE LA TOSTADA
Esta segunda técnica, se implementa en aquellos casos que el adulto desee ver el informativo y el menor o los menores, hagan demasiada bulla. Para poder realizarla, el adulto debe estar sentado a la mesa, distante unos 2 metros de los menores.
La técnica es similar a la del lanzamiento del limón, pero aquí la complicación la produce la forma para nada aerodinámica de la tostada, lo que obliga al pedagogo, a darle un envión diferente a la misma, con el mejor estilo boomerang.
La tostada saldrá entonces impulsada por el aire, hasta dar en la nuca del menor, enterándose éste que debe silenciar su voz.

TÉCNICA 3: SIFONAZO DE SODA
Esta tercer técnica consiste en estar dispuesto, el pedagogo, físicamente igual que en la técnica 2, con un sifón de soda a mano. Todo comienza cuando el menor intenta cruzar delante del tele, con un golpe certero y repentino de la palanca que acciona el sifón, propinándosele al niño un chorro de soda, sin importar en que parte del cuerpo impacte.
La ética profesional, me responsabiliza de aclarar al lector, que dicha técnica solamente fue probada en animales, ya que mi abuelo la experimentaba a diario con el Pelusa, canino familiar.

Si bien existen otros secretos educadores, debo primero comprobar su veracidad, así como recabar cada detalle de los mismos, para que cada educador, psicólogo, pedagogo,padre, madre, tutor o encargado, pueda comprenderlo en su totalidad.

Lo que es cierto, es que estos procedimientos eran inclusorios, atendían a la diversidad y ayudaban a fijatr los límites... y creo que fueron buenos, porque ni mis hermanas ni yo robamos, matamos o utilizamos drogas, además somos trabajadores.... aunqueeeee trabajadores, eso me hizo acordar a mi tío Armando, pero no, esa historia le dejo para otro encuentro!!!

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