jueves, 8 de julio de 2010

Historia de mi infanci, capítulo 1

Mis hermanas y yo, no compartíamos muchas cosas, para ser sincera, lo único que compartíamos eran los parientes (y porque no podíamos negociarlo)

Entre el grupo de los parientes, estaban los aburridos, los serios y los divertidos y alocados.

Hoy me voy a acordar de una de esas, de las divertidas... mi tía Norma.

Ella vivía en Buenos Aires, en La Boca, lugar que le venía de 10 a su descripción, porque despertaba nuestro fanatismo, justamente por su boca. Saben??? era muy boca sucia y, en aquella época que las malas palabras eran casi, casi, un delito condenable, tener una tía cincuentona que dijera una pila de malas palabras... ERA NUESTRA ÍDOLA!!!!

La cosa es que la tía Norma, siempre satisfacía nuestros deseos. Desde ya que nosotras éramos humildes para solicitar obsequios, y no como los chicos de hoy en día, que te salen más caro que un viaje al Caribe.

En alguno de mis delirios infantiles, se me ocurrió pedir un TIQUI TACA.¿¿ Alguien los recuerda??? una especie de piola, con dos bolas, una en cada extremo. El mecanismo, que parecía simple pero no lo era, consistía en tomar dicha piola exactamente desde la mitad de su longitud, agitar la mano hacia arriba y hacia abajo reiteradas veces, logrando así que las bolas golpearan... Pero, precavidamente, los puse de sobreaviso que el mecanismo es fácil de describir, pero se dificulta llevarlo a la práctica.

Ocurrió una tardecita, llámese tardecita al momento del día comprendido entre las 19 y 20:30 horas, que yo con escasos 7 años intentaba darle voleo al TIQUI TACA azul, pero la física se oponía a que lograra mi cometido. Como también anticipé hace instantes, entre hermanas, no compartíamos excepto familiares. Fue así, que Natalia, mi hermana de apenas 6 años, que casi quedan truncos ahí, quiso desplegar su destreza con el juguetito. La cosa es que, para no defraudar a ese obligado pacto de hermandad, me negué a prestarle el objeto en disputa (llámese TIQUI TACA), ella tiró fuertemente (MUY) (ES VASCA), generando así la hecatombe: el TIQUI TACA se deslizó, resbalándose éste de mis manecitas. Obviamente ella se desplomó al suelo, con tanta puntería, y nótese que aquí también intervino la física, que una de las bolas impacó en su ojo derecho.

La tardecita terminó, con cada una de nosotras encerradas en la habitación (castigo común y corriente en aquella épocas), el TIQUI - TACA en el techo (junto a la patineta que la misma tía me había obsequiado con anterioridad), y la tía Norma, no la escuche porque cumplía mi reclusión en la habitación, pero estoy segura, trataba de convencer a mamá de que nos levante la pena... pero mi mamá era muuuyyyy dura en ese sentido, pero esa historia, me la guardo para otro día.

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